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En la era de la polarización y la indignación, las discusiones son insolubles porque ignoran la fisiología. La certeza es una emoción que se percibe como una cognición y esto es igual para quien afirma una verdad basada en pruebas como para quien afirma una falsedad sin ellas.
Vivimos rodeados de afirmaciones plausibles, creíbles, pero falsas. La verdad se ha subordinado a las pasiones. Este fenómeno no es ni inocente, ni espontáneo, es manipulativo.
Cada vez que hay una nueva tecnología de diseminación de la información, desde la imprenta a la televisión, la televisión por cable, internet o las redes, cambia el equilibrio de las relaciones sociales y se forman grupos de maneras más nuevas y más rápidas. Somos muy propensos al tribalismo y a creer cualquier cosa que nos haga a nosotros buenos y a los otros malos. Internet y las redes sociales han permitido a la gente que crea cualquier cosa horrible sobre el adversario.
Esto contribuye a crear odio y miedo hacia el otro lado, a desarrollar una cultura
emergente que a veces llaman Posverdad.
La posverdad es una distorsión de la realidad que se hace de manera deliberada. Se emplea para señalar aquellos hechos en los que son más influyentes los sentimientos o creencias personales que los hechos en sí mismos. Este término es un neologismo, es decir, es una palabra que apareció recientemente en nuestro lenguaje, aproximadamente en el año 1992 en inglés como post-truth, para denominar a las mentiras emotivas. Está compuesta por el prefijo ʽpos-ʼ y la palabra ʽverdadʼ.
No tenemos buenas formas de limitar o examinar información que se extiende ampliamente.
La situación se torna aún más grave porque los usuarios no reconocen o no saben distinguir entre una noticia real y una falsa. Es decir, la objetividad de los hechos pasa a un segundo lugar, lo que incluso puede generar desprestigio y poner en riesgo la carrera periodística de muchos profesionales.
Por ello, el peligro de la posverdad está en que las personas, lentamente, dejen a un lado la honestidad y el pensamiento objetivo, para darle lugar a la credibilidad a las noticias falsas y sin sentido.
En el mundo de la Posverdad literalmente cualquier idea puede dar paso a un discurso válido sobre lo que ocurre en la realidad, siempre y cuando los altavoces por los que se transmite sean lo suficientemente potentes. Saber si es verdadera o no, está de más.
Se dejan llevar por la emoción que despierta esa creencia dentro de su grupo y así manejado por las emociones se deja llevar por la tribu a la que pertenece o quiere pertenecer. En el mundo de la Posverdad literalmente cualquier idea puede dar paso a un discurso válido sobre lo que ocurre en la realidad, siempre y cuando los altavoces por los que se transmite sean lo suficientemente potentes. Saber si es verdadera o no, está de más.
Hay que convencer a la gente para que renuncie a las afiliaciones tribales, enseñarles a conceder el beneficio de la duda, la capacidad para hablar con quienes son diferentes.
Si sabemos hacer eso, la diversidad es una verdadera bendición. Pero si no, solo
trae sospecha mutua y odio, se convierte en una maldición.
Cariños! Patricia
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