Una niña abrazaba a su muñeca en la sala de espera del oncólogo. En ese momento ve a una señora muy angustiada y le preguntó por qué lloraba. La mujer le respondió que estaba muy enferma y tenía miedo de morir. La niña le da un beso a su muñeca, se la da a la señora y le dice: Elsa (la muñeca) te va a cuidar, no tengas miedo de morirte. La mujer, toma la muñeca, la mira largamente y le pregunta: ¿a vos no te da miedo morirte? Estaban en un
oncólogo y la mujer pensó que la nena sufría de cáncer, la pequeña le responde que no tenía miedo sabía que Dios la cuidaría.
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Meses más tarde la niña murió pero la señora aún vive, con la muñeca que la cuida.
Muchos de nuestros miedos, sino todos, son imaginarios. El peligro es real o puede serlo pero para algunos el miedo es una decisión. Los miedos son producto de nuestra mente y existirán todo el tiempo que los alimentemos pero la decisión que mueran la tomamos cuando los dejamos en un lugar donde no nos puedan alcanzar.
Si Creemos que todo pasa por algo, ante la desgracia es castigo, ante la buena suerte es resultado de nuestras buenas acciones. Vamos a tener miedo siempre. Si miran con atención van a ver a lo largo de sus vidas que esto no es cierto.
Si pudiéramos soltar nuestros miedos, entender que son como los dragones que solo existen en nuestra imaginación y creer realmente que a los hombres en sentido genérico todo nos pasa bajo el mismo sol, lo bueno y lo malo, lo que hace la diferencia es lo que hacemos con ello y lo que somos capaces de construir o destruir desde nosotros y dar a cualquier otro. Como la pequeña lo hizo con su muñeca.
Dra. Patricia Raimundo
MÉDICA
PSIQUIATRÍA Y PSICOLOGÍA CLÍNICA
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