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UNICEF presentó un informe sobre embarazo adolescente que analiza la última información censal disponible la que indica, entre otros datos, que en Argentina nacen anualmente entre 2800 y 3200 niños de madres menores de 15 años.
La adolescencia temprana se extiende desde los 10 a los 14 años y es la etapa en la que, por lo general, comienzan a manifestarse los cambios físicos externos y los cambios internos cerebrales, con las repercusiones consiguientes sobre la capacidad emocional, física y mental.
La adolescencia tardía abarca la parte posterior de la segunda década de la vida, en líneas generales entre los 15 y los 18 años. Para entonces, ya tuvieron lugar los cambios físicos más importantes, aunque el cuerpo sigue desarrollándose. El cerebro también continúa desarrollándose, re-organizándose. La capacidad para el pensamiento analítico y reflexivo aumenta notablemente.
“El lóbulo frontal es la parte del cerebro que gobierna el razonamiento y la toma de decisiones y empieza a desarrollarse durante la adolescencia temprana”.
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La población más dependiente de la atención de la salud a través de los servicios públicos es la infancia temprana (51,5%). En 2015, el 25,8% de la población no había realizado una visita al médico en los últimos 12 meses (10,9% en el grupo de edad de 0-4 años, 26,1% en el grupo de 5-12 años, y 39% en el de 13-17 años), de acuerdo con el Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la UCA (2010-2016).
Entre las múltiples causas de embarazo, entre los 13 y 15 años son:
La falta de capacidad de las chicas y chicos de decidir si tener o no relaciones sexuales, cuándo, con quién y de que se trata.
La ausencia de educación sexual integral contribuye al embarazo no planificado / programado en esta etapa de la vida donde aún no se han adquirido los conocimientos, ni se tiene la madurez suficiente para decidir y hacerse cargo.
La violencia en los hogares es otra causal por la que algunas niñas se embarazan, como medio para “tener una posibilidad de salir de su hogar e irse a vivir con el padre del hijo, con la esperanza de proyectar su vida"
La evidencia empírica indica que entre los factores asociados a la maternidad precoz se encuentran las características del hogar de la adolescente, el ingreso económico de sus progenitores, sus niveles de educación y la condición de pobreza del hogar, así como las situaciones de no comunicación y el abandono entendido por la poca atención brindada por los adultos a cargo. También existen factores contextuales relevantes, como el acceso a una educación sexual integral, a los distintos métodos de planificación familiar y, sobre todo, a la garantía del ejercicio de sus derechos. Asimismo, en el embarazo y la maternidad adolescentes influyen un conjunto de representaciones culturales en torno al género, a la maternidad, al sexo, la adolescencia, la sexualidad y las relaciones de pareja.
“Libertad y Responsabilidad. ¿Compañeras irreconciliables?. Para la mente actual parecen contradictorias y, sin embargo, están íntimamente unidas. No puede haber libertad sin responsabilidad. No castigamos a un árbol porque no se quitó del camino cuando nos fuimos a estrellar contra él. El árbol no tiene ninguna responsabilidad porque no es libre. Ser responsable significa responder, rendir cuentas de nuestras acciones a alguien con quien estamos comprometidos: Nuestra conciencia.
Asumir las consecuencias de nuestras acciones: ¿Por qué querer disfrutar los beneficios de la libertad sin tener que cargar responsablemente de las consecuencias?”
Viktor Frankl.
Cómo modificar no sólo el embarazo adolescente, si no todas las enfermedades de transmisión sexual que pondrán en riesgo a una persona a muy temprana edad por que no supimos como adultos guiar para el desarrollo de una vida sexual sana, estamos hablando de sexo común a todas las especies, y tabú en la especie humana aún en estos tiempos. En lo explicado anteriormente queda claro que al entrar en la pubertad y más tarde en la adolescencia se producen grandes cambios en el cuerpo y el cerebro también, debemos hablar de sexo, no de reproducción humana, de sexo y nuestras emociones movilizadas por hormonas, y neurotransmisores, sumado a conocimiento adquirido por vivencias, que los adolescentes comprendan de autocuidado, respeto a sí mismo, y al otro, sin tabúes no por vergüenza, culpa o miedo, sin con información y responsabilidad hacia si mismos y a los demás, para no llegar tarde con la necesidad de un tratamiento para HIV, Herpes genital, interrupción de embarazo, depresión, suicidio.
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besos!
Patricia
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