Nacemos por casualidad y lo hacemos en cualquier lugar, somos el producto azaroso de dos células, que al unirse se dividen y nos gestan en un mar tibio de un ser desconocido.
Al azar también se expresan genes diferentes, pero al azar. Nos dan forma, color, textura a cada unas de las partes de nuestro cuerpo.
De un grito despertamos de ese mar tibio, ahí comienza otra parte del recorrido, un momento histórico, los lugares, los otros, sumado a nuestras propias capacidades nos hacen lo que somos.
No podemos olvidar, que el azar es una variable que aparece todo el tiempo, ni buena, ni mala, no siempre cambia los objetivos de nuestra vida eso depende de nuestra constancia y deseo pero si el camino a recorrer.
No bajen los brazos no se rindan, anímense a creer que pueden lograr sus objetivos aunque todo no sea en el tiempo planeado, ni la felicidad con la persona que le pides al universo. Que los fracasos no son el final de nada, depende de cada uno y puede ser un nuevo punto de partida. Que no manejamos todo lo que está a nuestro alrededor.
Que aprendiendo a reírte del dolor, no siempre puedes evitarlo, se sale más rápido que dando vueltas en él para saber su por qué. Que los miedos son humanos, y debemos saber si ocurren ante el peligro o simplemente nuestra cabeza nos engaña generando ansiedad y nos paraliza.
Que no todo debe ser ahora, hay tiempo para esperar, hay otros para hacer. Pero recuerda no te rindas. Disfruta de la calma, del silencio, del solo hecho de estar vivo.
No creas que el bien es para los buenos, y el mal para los malos, todo nos pasa bajo el mismo sol. Incluso cosas que nos sorprenden lo importante es que hacemos con eso.
Patricia
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