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Hace muchos años el Dr. Fracasi en su lecho de muerte le dice a un amigo, que lo acompañaba con una tristeza que no podía ocultar, “no seas egoísta deja de estar triste por vos, yo me muero y me quiero ir en paz, acompáñame en este momento que aún estoy vivo” (Dr. Fernando Delveccio).
Desde su nacimiento hay algo de lo que el hombre puede estar seguro, es que se va a morir y que a lo largo de su vida deberá enfrentar la pérdida de seres queridos.
Existen personas irremplazables, amores que nos marcan el alma de forma entrañable, ningún padre se prepara para la muerte de un hijo, lo proyecta, lo sueña, lo ama, aun así cuando llega la muerte, se arrebata todo y no pregunta nada, quedamos perplejos, desnudos, con el alma en los huesos. La cabeza se inunda de dolor, no alcanzan las palabras, no hay consuelo. No es cierto que el tiempo cura, nos permite juntar nuestras partes rotas.
Para salir de ese dolor debemos usar recursos derivados del amor, viviendo cada día como si fuera único, entendiendo lo efímero que somos, con los mejores recuerdos de quien partió, su sonrisa, sus palabras su mirada, cicatrizamos la herida y seguimos por nosotros y por aquellos que están junto a nosotros.
El duelo no es una enfermedad que deba medicarse o tratarse de alguna manera. Es una herida en el alma que lleva tiempo cerrar. El tiempo de cada uno en particular, relacionada con nuestra historia, nuestras fortalezas y debilidades.
Luchamos todo el tiempo contra envejecer, para no enfermar, para no morir, tratando de frenar cambios que son propios de nuestra humana naturaleza, hacemos esfuerzos desmedidos por evitar toda frustración y dolor, la vida gira entorno a la gratificación inmediata, nos negamos a aceptarnos tal cual somos y nuestras debilidades.
Es duro de reconocer, pero nuestros lazos sociales son precarios, no hay acompañamiento por parte de la comunidad, cada uno deberá arreglársela solo con su propio muerto. Por ser un acontecimiento solitario se debe llorar donde no se lo pueda ver ni oír.
Es importantísimo el acompañamiento durante la enfermedad y durante el combate de la agonía. Si uno ha reconocido la clara luz de la realidad en el transcurso de su vida terrenal, quizás a través de la meditación, o alguna experiencia mística espontánea, la unión con esta en el momento de la muerte es más fácil.
Los niños que ante la muerte, son sabios, la asumen más que aceptarla como una contingencia de la vida (Kübler Ross, 1995). Nosotros, todo lo cuestionamos, ¿por qué esto?, ¿por qué a mí?. Sabemos que todos moriremos en algún momento. Aceptar cada cosa y afrontar las situaciones fortalece el alma, más aún si aprendemos la importancia de cada instante vivido y el valor del amor que podemos dar en acompañarnos unos a otros en cada momento.
En cuanto a querer poner fechas para finalizar el duelo siempre me llamó la atención. Los deudos sabemos que la deuda no solo no vence, sino que siempre debemos querer y aprender de esa deuda, porque es de nuestros seres queridos. Esa deuda paulatinamente, nos dejará de acompañar y será una de las formas en que el otro, recubre algunas escenas de nuestra vida, de ese modo permanecerá la aceptación de nuestra muerte. En tiempo va de la mano de la madurez de cada uno. Habitualmente, nos cuesta que las cosas terminen, una relación, una comida, una película. Aceptar finitud es parte de la maduración entera que debe hacer el ser humano.
En definitiva la vida es una enfermedad terminal, a cada instante estamos en el final de la misma, sin saber ni cuando, ni como, ni donde nos va a sorprender.
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Y vos.... ¿A quién extrañas?
Contame!!
Patri
Hola Sasha, hay momentos donde las personas deciden cosas desde lugares impensables como el dolor profundo, la desesperación, lamentablemente solo nos queda respetar su voluntad, y acompañar a los que te aman. Esto es de él solo de él. Un abrazo y las sigo acompañando.
DP Córdoba, tienes unos padres maravillosos, disfruta cada momento, hoy es lo único que existe, y debemos aprender a soltar.
Charito, creo que debemos pensar cómo lograr sentido de cada día de la vida. La muerte no se piensa, ella nos acompaña desde antes de nacer, y siempre se extraña a quien nos amó, recuerda lo mejor de el y que te acompañe en tus sueños. Besos te quiero mucho.
Hoy hace recién tres semanas que ya no tengo a mi hermano.. parece que hubiera sido ayer el último sábado que lo vi y estaba tan bien y sonriente.. el domingo solo decidió terminar con su vida con solo 26 años, una vida por delante y 2 hijos por crecer.. en este momento solo siento dolor y enojo. No puedo entender como me dejó así, con tanta responsabilidad. Siempre me ayudó a sacar a mamá adelante con su enfermedad en la mano y hoy no solo tengo que ayudarla a salir de eso sino también con este dolor interminable, intentado ayudar a mis sobrinos para que crezcan sanitos y felices, intentando demostrarme fuerte y como que me duele pero poquito…
Hola patricia. Como va..Lo leo y me llega todo....Si hay algo que con solo pensar es que mis viejos en algún momento partirán y eso duele más aún saber que mi viejo es a quien más de una manera creo que no lo soportaría. ..Pero tmb se que es la ley de la vida y que a tds nos llega...X eso tmb pienso si me pasaría a mi y tener que dejarlo a ellos....