La psiquiatría nacida de los límites de la filosofía y el fracaso de la clínica ante la locura, fue abriéndose paso hasta convertir a los posesos de los demonios, a las brujas y a los hechiceros en enfermos de la mente. No se detuvo y siguió en su búsqueda por el saber.
Si la locura era una enfermedad debía reunir los requisitos de una afección clínica, con signos, síntomas y correlato anatomopatológico. Gracias a los estudios por imágenes hoy es posible observar las alteraciones en diferentes áreas del cerebro en correlación a enfermedades mentales; la presencia de distintos neurotrasmisores o ausencia de los mismos, la biología molecular y la genética.
Desde las neurociencias se avanzó mucho a fin de dar diagnósticos y tratamientos más acertivos, ésta y no otra es nuestra incumbencia como especialistas, pero por sobre todo comprender al hombre como un todo con su entorno social (Psiquiatría biológica).
Por otro lado es inevitable dejar de lado que los procesos sociales, culturales, la subjetividad hicieron que surja el Psicoanálisis. Entre ambas posturas biologisista y psicoanalítica existe hasta una guerra sin tregua. A la vera de esta guerra se crearon las teorías conductual, sistémica, guestalt y otras, que van apareciendo a fin de ayudar a las personas.
Las guerras son luchas de poder en una sociedad de consumo, donde se trata de vender un producto y generar marketing para destruir todo aquello que se interponga en su camino, no con la convicción de ayudar a ese otro vulnerable, sino por la mera y sencilla razón de generar un mercado, donde las personas y sus dolencias pasan a ser solo productos.
Propongo desde este espacio informar los avances desde las ciencias biológicas sin apartarnos de la filosofía, la sociología, la psicología, las ciencias sociales e interactuar con ustedes para que cada uno pueda comprender el universo que encierra cada uno, valorarse y respetarse tanto que nada ni nadie les ponga precio. Pues el hombre es él y sus circunstancias, y debe ser abordado desde distintas disciplinas, con una mirada humanista.
La psiquiatría acompaña al hombre como un ser pleno, como sujeto de derecho, que más allá del diagnóstico y su correspondiente tratamiento que es nuestra incumbencia como profesionales de la salud compenetrados en nuestra especialidad debe ser integrado a la sociedad tal cual es, acompañarlo desde sus áreas vulnerables, y brindarle todos los recursos a nuestro alcance para que tenga una vida digna.
La psiquiatría como especialidad sigue en su historia un desarrollo cíclico, desde sus orígenes confundida con la religión y la magia, hasta su estado actual como especialidad altamente sofisticada de la medicina. A lo largo de los tiempos se entrecruzan en ella dos corrientes, una que busca el tratamiento de los trastornos mentales a través de la comprensión de fuerzas externas inmateriales, y otra que lo intenta mediante la corrección de procesos orgánicos internos.
Desde Alcmeon de Crotona siglo VI a. de C. que fue el primero que relacionó lo mental con el cerebro y la teoría de los cuatro humores de Hipócrates (s.460-375 a. de C.) a la neuroquímica moderna existe un trayecto similar recorrido desde las creencias animistas hasta la psicodinámica de grupo.
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